Como la corriente de la vida, que viene y va.
Son como momentos perecederos que se quedan en nuestra mente; aparecen un día y al otro se van, pero en nuestro interior sigue estando ese recuerdo.
Porque todos sabemos a qué huele el mar, cómo suenan las olas al romper en la orilla, el sonido de las gaviotas al volar de fondo haciendo de ese paisaje mas onírico.
Porque todos recordamos el tacto de la arena en nuestra piel, tocando finamente nuestros pies mientras esperamos que el tiempo se detuviera y el mundo se parase.
En definitiva, el mar es como esos momentos los cuales queremos que duren eternamente pero que sabemos que no podemos estar contemplándolos todo el día si no que debemos avanzar, al igual que la marea del mar, que viene y se va.
Postdata: a veces creemos que el tiempo es un impedimento, pero eso es porque aún no hemos conocido lo que se puede hacer en un pequeño momento si ponemos todas nuestras ganas en ello.