Es bien cierto que no nos damos cuenta de todo lo que
tenemos y de todo lo que gastamos y aun así queremos más y más. La avaricia y
el impulso superficial nos invade durante estas 2 semanas de Navidad. Escaparates
engalardonados con sus mejores galas y carteles rojos con letras en infinita mayúscula
mostrándonos ofertas y oportunidades, pero… ¿en verdad necesitamos todo lo que
tenemos?, ¿es imprescindible gastarnos cientos de euros en un periodo tan corto
del año?, ¿nos hace sentir tan bien y especiales?
Probablemente casi todos responderíamos que sí a esas
preguntas. En esas fechas es cuando reunimos a toda la familia, y ya que estamos,
pues, ya sabéis… Tíos, abuelos, primos, cuñados, blablablá… estamos al acecho
de sacarles algo, lo mínimo que sea. Esa satisfacción de ese momento cuando ves
la mañana de reyes los regalos que tanto deseabas, o que en realidad querías
desde no hace mucho.
Pues bien, mi madre me enseñó que los reyes son durante todo
el año. Ahora mismo de mes en mes siempre cae algo que queríamos desde hace
tiempo o que necesitábamos. Estamos siempre comprando cosas, necesarias o
caprichosas. Y no nos damos cuenta de cuánto gastamos a lo largo de un simple
año. A veces es mejor ser humilde y no pedir y pedir por estas fechas. Ya bastantes
son los regalos que recibimos a lo largo de 365 días, y el esfuerzo que han
costado ellos.
Ahora mismo no es que se pueda decir que salga dinero de los
árboles. Y los sacrificios del día a día, poco a poco se ven recompensados.
La navidad es una simple fiesta, pero nuestros regalos no
solo duran 2 semanas.
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